De todos es conocida la querencia de Charlie por la música jazz, el señor encargado de los tambores que aprovechaba cualquier gira de los Stones para visitar a clubes y músicos del ramo por medio mundo. Los mejores del estilo que han colaborado con ellos lo han hecho por intercesión de Watts, por ejemplo Sonny Rollins y su increíble y dulce saxo en “Tatto you”.
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Esta grabación, “Long ago and far away”, es el mejor fruto de las inquietudes en solitario del batería, una colección de monumentos del “evergreen jazz”, evocadores y con toque. Los arreglos de terciopelo ejecutados con gusto y cuidado propulsan esta obra hasta un grado de calidad bastante notable, y la labor vocal de Bernard Fowler, un viejo conocido del entorno Rolling, roza la alta escuela sin necesidad de fuegos artificiales.
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Watts es el que más se aleja en sus discos en solitario a lo que es o ha sido la banda madre, y la verdad es que tiene buen gusto para los arreglos y el repertorio, llevando las viejas perlas jazz de Gershwin o Porter a una dulce segunda vida. Un disco brillante y positivo, efectos que se multiplican si se escucha cuando el sol empieza a diluirse en el horizonte.
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