sábado, 27 de noviembre de 2010

Matthew Sweet - Girlfriend

El bendito Power-Pop asoma su careto de nuevo por aquí, y con menuda pieza además. Servidor es extremadamente selectivo, porque suele ser un terreno peligroso donde a menudo se intenta dar gato por liebre y en el cual los indocumentados y advenedizos abundan (tanto en las filas del público como en la de los músicos), pero lo cierto es que algunos de los mejores albumes de la historia del Rock los han parido bandas como la de Matthew Sweet. Cuando está bien cocinado, cuando "power" quiere decir intensidad y fuerza motriz y "pop" es equivalente a melodias perfectas e infinitas y coros celestiales (y añado cuando la guitarra es la reina de la función), señores, entonces hay que rendirse sin remisión. Soy capaz de retirar la palabra a toda persona que hable mal de los Big Star en mi presencia, del mismo modo que cualquier desconocido pasará a ser mi amigo automáticamente si tiene buenas palabras hacia "Girlfriend".

He escuchado la obra anterior a este disco, y como al 95% de personal me parece bastante por debajo en cuanto a calidad, canciones, ambición y personalidad. Discos normalitos, canciones de factura discreta, algún atisbo de calidad... y de pronto, desde la oscuridad, emerge "Girlfriend" y sus destellos haciendo el mundo mejor y más bonito desde el lejano año 1991 en el que fue editado. Algunos músicos necesitan ese tiempo para econtrar lo que están buscando, y solo tienen a su propia fe para combatir el desaliento y las circunstancias adversas, porque esta música es una cuestión de fe, amigos, de creer y bendecirse con ella. Tembién es muy importante dar con músicos que capten la idea de modo que una química positiva y unas buenas vibraciones puedan darle ese algo más a las canciones. Y él lo hizo.

Mirando la nómina de guitarristas, aparte de lógicamente al propio Sweet, nos encontramos a Richard Lloyd, Robert Quine y algún detalle de Lloyd Cole. Para quedarse con la boca abierta, claro, si bien no son guitar heros al uso, en lo suyo son de los mejores: músicos absolutamente brillantes, fundidos con sus instrumentos, con un toque cálido y especial, y que en vivo (no se si habéis tenido oportunidad de ver a alguno de ellos) se crecen, se agigantan diría yo, entregando un sonidazo prodigioso capaz de convertir a mas fieles por minuto que el jodido Juan el Bautista. El disco suena inevitablemente con reminiscencias de los amos del invento, Big Star, y para que quede bien claro ahí tenemos la canción con la que se abre el disco, "Sunshine", con un pie en el "Revolver" de los Beatles y el otro en cualquiera de las gemas que dejaron Chilton y Bell en su disco de debut. Inútil resaltar una canción por encima de otra, porque todas son la puta hostia y aquí no sobra ni el más mísero acople. Para guardar junto a los tres de BS y lo mejor de los Posies y Teenage Funclub, Badfinger, Cheap Trick o Paul Collins Beat. Desde la foto de la carpeta interior del vinilo, Matthew apunta a la cámara con un dedo y dice "No tengas miedo de escucharlo a todo volumen!".. Hazle caso!
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sábado, 13 de noviembre de 2010

Screaming Trees - Sweet Oblivion

Seattle, Sub Pop, Nirvana, camisas de leñador, Alice in Chains, Pearl Jam, todos conocemos la canción sobradamente. A algunos es lo que nos tocó generacionalmente, no vivimos el punk, no vivimos Woodstock ni vivimos el rock 70´s, vivimos el "grunge" y su relevo y antítesis, el "brit-pop". Durante aquellos años, lógicamente sucedieron otras cosas (por ejemplo Jeff Buckley), pero es evidente que hubo un movimiento nuevo y potente, no revivalista, quizás el último movimiento rockero que ha movido masas para bien o para mal. En el lado positivo, podríamos anotar que hubo una cierta explosión de creatividad contagiosa, y en el negativo que dejó poco espacio para otro tipo de bandas. Tuvo sus reyes y reinas, y también sus perdedores. Screaming Trees perdieron profundamente, sin misericordia, obligados a separarse por falta de ventas tras más de una década batiéndose el cobre.

Escuchen esta banda con la persepectiva del tiempo. Cierto, parece increíble que toda esta potencia emocional no disfrutara de más presencia en el mundo, ni mereciera más atención de los medios, pero no podemos reescribir la historia amigos. De todas maneras, ahí están sus discos. Solo un necio podría pasar por alto una de las voces más personales y magnéticas del rock´n´roll, Mark Lanegan. Qué voz! Sus registros, impecables: susurros cavernosos estremecedores, una intensidad media pulsante y clara y una potencia proyectada con color y desgarro. De fondo un par de hermanos tamaño king size, Gary Lee y Van Conner a la guitarra y bajo respectivamente, insobornables e irreductibles, unos músicos increíblemente dinámicos e imaginativos que se movian como pez en el agua en terrenos garageros y derivados, y que tonalmente hablando hicieron una sociedad perfecta con el timbre de Lanegan. Y este par además sabia hacer buenos coros!!!

"Sweet oblivion" vio la luz en 1992 y pareció haber captado la atención de todo el mundo, pareció que los Trees iban a disfrutar de cierta posición el tiempo que durase su carrera pero canciones tan tremendas como "Nearly lost you", "Shadow of the season" (grunge de libro!) y tan rematadamente bonitas como "For celebrations past", Winter song" o "No one knows" (esta última con un agradecido aroma "Quadrophenia"), no fueron suficiente. Al final, lo único cierto es que fueron una banda memorable, una banda para escuchar a buen volumen y perderse en un profundo bosque literario y sónico a salvo de la cotidaniedad de los días, que es para lo que debe servir el rock´n´roll entre otras cosas.
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