martes, 28 de abril de 2009

Blly Bragg – Workers Playtime


Aquí viene Billy Bragg con una soberana lección de songwriting. “El turno de los trabajadores” es un absoluto top-10 personal, perdí ya la cuenta de las veces que he dejado entrar esta música en mi cabeza desde que un 27 de febrero del 1990 compré esta joya en Dublín, las innumerables ocasiones en las que escuchar el desgarro de “The only one” ha sido exactamente como la primera vez, lo mismo que la feroz bofetada a la justicia de “Rotting on remand”, la suprema ironía política de “Waiting for the great leap forward” y, por supuesto, “She´s got a new spell”, bonita de cojones.

Así, a bote pronto, confieso que no me vienen a la cabeza muchos discos con textos tan enormes y tan jodidamente buenos, cómo un tipo se puede deslizar por temas "delicados" como amor y política sin caer en tópicos y lugares comunes o parecer un pringao… supongo que su mente perspicaz y su lucidez de tipo comprometido y leal con sus valores, hacen el trabajo.

“Workers playtime” es una jugada maestra, el viejo Billy despliega sus dotes de embaucador, todo su arsenal emocional filtrado por su sencillo y adorable acento cockney, y esa increíble solidez de la mínima instrumentación. ¿Los arreglos?...tradición británica!. Escuchando a Bragg es cuando el actual Bruce Springsteen y su colegueo forzado me resultan sospechosos y baratos.


jueves, 23 de abril de 2009

Johnny Thunders - Like A Mother Fucker (Revisited)


Hoy se cumplen 18 años de la muerte de Johnny Thunders. Aquel 23 de Abril de 1991 su voluntad, mente y salud estaban reducidas dolorosamente al mínimo, y su desaparición probablemente le relevó definitivamente de amargos sufrimientos y conflictos.

Thunders fue sin duda uno de los genuinos amos del rock´n´roll, no admito ninguna discusión, y su penetrante guitarra y talento sólo se detuvieron ante una desgraciada y fortísima adicción a las drogas, especialmente la heroína. Es muy duro ver hundirse a alguien como él, mientras a algunos en vida les parecía cool, a mi me daba pena.

Johnny adoptó su nombre artístico del protagonista de la ópera rock de The Kinks "...are the Village Green Preservation Society", y encarna a la perfección el rol de rockero maldito, consumido por los excesos, sin concesiones comerciales y con una base de fans irreductibles a sus pies. Parece que el mundo prefiere su disco "So alone", yo prefiero el exultante "L.A.M.F." en la versión remasterizada por el propio Thunders restaurando el impacto sonoro que perdió la versión original del 77. "One track mind", "Can´t keep my eyes on you", "Chinese rocks", "Going steady", "It´s not enough"... brillantes perlas rockerizantes se suceden sin misericordia hasta el culmen final, la gigantesca e infecciosa declaración vital de "Born to lose", su mejor tema. Murió tristemente, pero nada me impide recordarlo rockeando felizmente para siempre.

martes, 21 de abril de 2009

Delaney and Bonnie – Accept No Substitute


Aquí tenemos a un puñado de músicos de verdad, impregnados de tradición negra y blanca, exentos de ego y dedicados en cuerpo y alma a transportar música pura a través del aire.

La lista de estrellas del rock que se enamoraron del matrimonio Bramlett es amplía y conocida, incluso Eric Clapton perdió el interés en lo que estaba haciendo con Blind Faith cuando los contrató de teloneros. Se acabó uniendo a ellos, y el resultado es una de las más grandes grabaciones en vivo de la historia, “On tour with Eric Clapton”. Durante muchos conciertos, el matrimonio giró como Delaney and Bonnie and Friends, ya que era habitual que grandes músicos se les unieran permanentemente, como Leon Russell, George Harrison y los hermanos Allman, con los que grabaron un tremendo show para la radio.

Soul, country y jam-rock, un sonido inimitable a cargo de una de esas bandas que los años han arrinconado y sin embargo su influencia ha sido enorme, personalmente siento un gran respeto por ellos y por su música, que cada día me gusta más desde que los descubrí hace dos o tres años.
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Ronnie Lane – Slim Chance


El talento de Mr. Lane fue tan grande como el respeto que demostró siempre por su oficio. Aquí lo tenemos, como siempre, siempre el mismo Ronnie directo a tu corazón, sin intermediarios. Imposible no sucumbir al encanto de este tipo humilde y buenhumorado, inmortal countryside-boy dispuesto a pasarlo bien y demostrar siempre su generosidad.

Tras abandonar The Faces, el pequeño londinense emprendió su propio vuelo en dirección hacia una música de espíritu nómada y campestre. El invento se llamó Slim Chance, y el primer fantástico disco, “Anymore for anymore”, resultó incluso un éxito de ventas. Para presentar su música ideó el “Ronnie Lane Passing Show”, una suerte de carnaval ambulante que se representaba en una carpa circense donde la banda ejecutaba el repertorio en un ambiente de New Orleans donde no faltaban ni bailarinas de can-can.

Este segundo disco, es una completa delicia. Los instrumentos tradicionales, los motivos barrelhouse y el arte de Ronnie nos embarcan en un viaje de libertad desde el folk inglés hasta el mismísimo Delta. Las versiones son llevadas al terreno de los Slim Chance de forma impecable ( “You never can tell” de Chuck Berry te deja sin palabras), y los temas propios… que puedo decir de la obra de uno de mis héroes personales, sólo escuchar “Give me a penny” y ya me contaréis. Durante la grabación del fantástico “Roug mix” junto a Pete Townsend, a Lane le diagnosticaron esclerosis múltiple, hasta que un maldito día del año 1997 una neumonía se lo llevó para siempre detrás del sol. Parte de él quedó de este lado, y hay que celebrarlo.
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domingo, 19 de abril de 2009

UFO – Force It


Año 1987. Alguien comete el error de dejar a un adolescente ávido de rock y sin dinero en el bolsillo a cargo de los platos en el disco-pub. En pleno crudo y frio invierno no es difícil esconder varios vinilos bajo la confortable parka customizada a la hora de volver a casa, de modo que aquella misma noche el “Maiden Japan” de Iron Maiden y el “Force it” de los U.F.O. dormirían en su nuevo y acogedor hogar. A la mañana siguiente, coloco a los de Phil Mogg en el giradiscos y “Let it roll” me vuela la cabeza, “Shoot , shoot” me hace vibrar y alucinar con el solo de guitarra y “High Flyer” me lleva a una paz perfecta… caigo rendido para siempre a esta banda.

Me flipa absolutamente el estilo natural y articulado de Michael Schenker, ese sonido tan jodidamente bonito y aparentemente sencillo que tiene, construido en una época en la que los gigantescos racks y los equipos de modulación de sonido para guitarristas eran ciencia ficción. La historia ha demostrado que no hacían, probablemente, ninguna falta.

U.F.O. no me gustan, evidentemente, sólo porque tuvieran en nómina a tamaño guitarrista. Hablamos de un grupo absolutamente original y uno de los pilares de la música británica de los 70´s, con una gran facilidad para construir canciones de inolvidable rock vigoroso y auténtico y que para colmo facturó uno de los tres o cuatro definitivos discos en vivo justamente en la época dorada del formato, donde “Strangers in the night” tenía que competir en un estanque lleno de pirañas hambrientas.
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viernes, 17 de abril de 2009

The Jim Jones Revue – The Jim Jones Revue


¿Que el rock está muerto? Y entonces, ¿esto qué es? ¿Tratas de engañarme, cabrón? Porque esto está recién salido del horno… ¿Tengo que acatar la sentencia de la prematura momia meapilas y menopáusica de Lenny Kravitz? ¿El dictamen de Rock de Lux? Peor aún, ¿la opinión del jodido y molón dance-boy que acaba de salir del último after barceloní ? NOO!! La adrenalina, el espasmo, el rock and roll, se abren paso cual reguero de napalm en la selva vietnamita, sin control y a lo grande, en el debut de Jim Jones Revue.

Grabado del tirón en un 4 pistas, no me podría haber comprado mejor disco el pasado sábado, justo lo que necesitaba. Se trata de tipos furibundos ejecutando con una envidiable convicción un rock diabólico, hay canciones donde hasta el jodido piano se puede describir como infernal, no hablemos ya de las guitarras o la voz (Little Richard on acid!!). En conjunto, estamos ante una pócima venenosa de cuyos efectos no se puede escapar una vez engullida.
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El mundo ya estaba avisado de lo que podría pasar, sólo hay que echar un vistazo a las anteriores aventuras de Jones en Thee Hypnotics o Black Moses, pero esto es el ahora de Jim y yo no me los pierdo ni loco en su próxima cita española del mes de mayo. Es grande tener a esta banda en la carretera.
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Wizzard – Wizzard Brew


Hombre, no creo que “Wizzard brew” sea el disco adecuado para introducirse en esto del rock´n´roll, ni se puede decir que sea de fácil primera escucha… probablemente tampoco aparecerá en ninguna lista sobre los discos que cambiaron la música y sin embargo le tengo un especial cariño por todo lo que representa una banda como Wizzard, únicos en su especie. Debió ser la primera banda de “éxito” obligada a separarse debido a lo caro de la puesta en escena y el simple día a día.

Viviendo entre la realidad y la ficción, en su rock world particular, Roy Wood montó su propia historia al abandonar la primera encarnación de la Electric Light Orchestra, con la intención de mezclar conceptos sinfónicos, Beatles y rock 50´s con algo de jazz y fuzz. Olvídate de Emerson, Lake & Palmer y demás petardas endiosadas, este tipo era un profundo conocedor de las aguas que transitaba y tenía una sólida formación académica, que le vacunó contra canciones estúpidamente complicadas y /o largas porque sí.

Música excesiva, única, irrepetible, durante su representación Roy Wood daba rienda suelta a sus extravagancias con el beneplácito de sus compañeros de faena, trasmutados en bardos retro-rock poseídos por Ludvig Van, mientras que el propio Wood no se quedaba muy atrás con sus cabellos extra-cardados y maquillaje a tutiplén. En “Wizzard brew” hay momentos en apariencia “difíciles”, y otros cargados de gran musicalidad y rock, en cualquier caso estamos ante uno de esos discos sin los cuales esta música no sería lo misma. Llamarlo glam-rock es quedarse corto.
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Chris Bell – I Am The Cosmos


"Something I couldn't hide I can confide / Don't know what's going on inside /
So every night I tell myself : I am the cosmos / I am the wind."
Ahora mismo estoy escuchando esta canción, hipnotizado y sumergido en esta grandeza cósmica, flotando... aunque sé que cuando acabe volveré a lamentar profundamente que este tipo ya no esté entre nosotros. Es algo que te rompe por dentro como en el caso de Jeff Buckley, máxime cuando los dos fallecieron prematuramente en estúpidos accidentes. La maldita diferencia es que hoy en día Chris Bell está prácticamente olvidado y en el Popu no le van a dedicar sentidas páginas.

A pesar de que estas canciones del 74-75 están grabadas (casi sin pulir) en el 78, entroncan sin dificultad con algo que ocurriría más tarde y que conoceríamos como Nuevo Rock Americano, o incluso con corrientes actuales. Más en concreto, lo que hay en este disco es una hechizante psicodelia latente en cada surco, descargas guitarreras, color en las melodías, honestidad y sonido puro y orgánico. Chris estaba roto y depresivo después de que las obras maestras que grabó junto a Alex Chilton en Big Star pasaran absolutamente desapercibidas (a pesar del obvio desparrame de talento), y necesitaba verter en canciones sus nuevos sentimientos y visiones. Dolorosamente, incluso estas piezas de incontestable música se vieron rechazadas y no vieron la luz hasta mucho más tarde, a principios de los 90´s. Un hecho inexplicable, anómalo, injusto, un desastre y una vergüenza.

Cómo fenómenos luminosos en el cielo nocturno, la música de Bell es única y especial, un confortable fuego al que acudir siempre que se necesite calor, en busca de “I am the cosmos”, “Speed of the sound”, “Get away”, “Look up” o “I got kinda lost”. Lo que hubiera grabado este hombre si no hubiera desaparecido en 1978 nunca lo sabremos, pero las pistas que dejó hablan de excelencia y de música legendaria.
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Steve Craddock – The Kundalini Target

Steve Craddock es un tipo que te puede tocar de carrerilla todo el blues-rock británico de los 60´s, sin perder de vista el soul y el folk, y sin perderse de vista a sí mismo. Su guitarra caliente, brillante y mágica y su talento compositivo están repartidos por un buen número de las mejores canciones que se han escrito en los últimos 20 años, bien con su banda Ocean Colour Scene o en las grabaciones de Paul Weller.
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Ok, ¿suficiente para escribir un álbum él solito y cumplir con su legado? Joder, ya lo creo!... vaya pedazo de disco que se ha sacado de la manga casí por sorpresa el irreductible mod de las Midlands. Directamente, no creo que se editen muchos discos tan buenos como éste en el 2009, y habrá que descartar incluso que otro del estilo acabe a su altura salvo sorpresa de última hora. Cuando es imposible resaltar una canción sobre otra poco se puede añadir, y menos cuando cada escucha se hace más placentera, voraz y adictiva.
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The Kundalini target” es una obra madura, seguro que el producto de las reflexiones propias de esa cierta edad en la que se deja la juventud militante para las ocasiones especiales y se mira alrededor, a dónde te ha situado la vida y esas cosas. Por otra parte, un disco extremadamente bien hecho, tocado y cantado, donde curiosamente la guitarra de este genio de las seis cuerdas está bastante contenida y apenas muestra su verdadero poder. En cambio, el torrente de acústicas, piano y ocasionales cuerdas y alfombras de telecasters es bello y rotundo como todos los temas del disco. No me puedo quitar de encima varias de las letras de estas canciones, que las estoy viviendo como propias. Grande, muy grande Steve Craddock.