Hay algo especial en estos muchachos, en su rock´n´roll majestuoso y atemporal revestido por el talento natural de todos y cada uno de los integrantes de la banda, ejecutado con una convicción y naturalidad digna de los cuatro o cinco grupos más grandes de la historia entre los cuales servidor les incluye. Lo tienen, lo tuvieron desde el minuto 1, sin duda, y ahora además tienen el empaque de los clásicos y el verdor de una primavera musical perenne en la que canción tras canción no han hecho sino crecer, fortalecer sus ramas y hundir sus raíces hasta ese lugar donde todo comienza, principio y fin de todas las cosas que es el el blues mismo. Ellos tienen el blues, chicos, y ha sido un privilegio tener a semejante banda de rock´n´roll como compañeros de generación.
Mi llegada al aeropuerto el día del concierto fue temprana, así que tras el embarque en el bus municipal decidí bajarme en la parada de San Mamés para ir al hotel Abando paseando tranquilamente por la ciudad, que para los que no la conozcáis, básicamente es como hacer el trayecto inverso a la ruta del propio bus. Por supuesto, también lo hice para ver de nuevo la Catedral, la casa de mi equipo de fútbol, toda una institución, y esbozar una sonrisa mientras recordaba viejos albumes de cromos de la Liga. Volvería a hacer el mismo recorrido de madrugada, en la mitad de la noche atlántica, en otro estado físico y mental, gloriosamente orgulloso de haber visto algo verdaderamente inolvidable.
Tras mi llegada en solitario al recinto festivalero y primera inspección ocular, nada mejor que acudir al puesto de avituallamiento y enganchar el primer litro de cerveza de la noche. Me acerqué al escenario principal donde una tirillas esmirriada y su banda ofrecian su impersonal e hipersaturado rock plagado de tics grunge, psuedo-industriales y varias hierbas más que no son de mi agrado, la verdad, aunque la tipa después de todo se entregaba a su causa de lo más convencida. Con todo y con eso, un espectáculo mucho más agradable que la desgracia de presenciar algo tan decadente, bajuno, asqueroso y horripilante, algo tan sumamente anti-rock como el concierto que 30 Seconds To Mars "ofrecerían" más tarde. Bien, tras la tirillas hicieron su aparición en el escenario principal una de las más grandes sorpresas que me he llevado en esto de los festivales, los fantásticos The Savy Favs. Aparte de una música con fundamento y realmente buena, el señor cantante de la banda es algo digno de verse chicos, no se puede explicar con palabras el grado de desquicie, excentricidad, buen humor y calidad de entretenimiento que el tipo nos endosó cada minuto del show (y de la prueba de sonido!!) y que hará que esta actuación se convierta en mítica.Y encima cantaba de puta madre! Bueno, supongo que ya habréis leído alguna que otra cosa sobre el asunto, así que no voy a entrar en más detalles. Como dijo el colega, "no le contéis a nadie lo que habéis visto esta noche, es un secreto". Tras algo tan terriblemente bueno, todavía fue más desgraciado tener que ver, aunque solo fuera hasta que pude reaccionar, la más grande birria en escena de todos los tiempos: Thirty Seconds to Mars. Una banda abominable donde todo es pose, nulo talento musical y fans quinceañeras enloquecidas. Fue una pena tener que marcharme porque durante el show y post-show de los Savy habia conocido a tres simpatiquísimas bilbaínas a las que no volví a ver en toda la puta noche, damm!. Pero entre las ganas de mear que tenía, la cantidad ingente de teenagers que apuntaló el recinto para ver al subnormal de Jared Leto y sus secuaces, y el que ya se me estaba haciendo muy duro presenciar aquello, pues nada, es lo que hay.
Y por fin llegó el momento! Black Crowes a escena, a solo dos o tres metros de mis privilegiados ojos. Acojonante la pinta de Jesucristo que se gasta Chris Robinson, con su barba hippie y alucinada, cada vez más poseído por un espíritu de paz a lo Woodstock supongo que consecuencia de la manera en la que estos tíos están haciendo su música, simplemente natural y pura. El primer aldabonazo fue un magistral y emocionante "Jealous", que me hizo recordar de golpe a todos mis colegas de cuando era un imberbe y el primer redondo de los Cuervos calentaba nuestras fiestas y demás juergas. Quise ir solo a propósito, durante el show no iba a haber nadie más que yo y la banda, pero fue inevitable acordarme de todos, los que están y los que se me han ido. La música es muy poderosa, verdad?
Tras el primer trocito de gloria, una brillante "Hotel Illnes" y el prodigio de "Good Morning Captain", una jodida canción que tiene apenas un año y ya es un puto clásico! Y que decir de "Soul Singing", dios mio, que portento della invenzione, consiguieron hacerme emocionar especialmente. Con temas como este, uno se da cuenta ante qué tipo de banda se está, y hasta donde han llegado. Nadie les puede hacer sombra ahora mismo, absolutamente nadie, nadie puede interpretar su rock y nadie puede siquiera acercarse a componer algo como "Before the Frost...", por no hablar de "Amorica", el disco que los puso por encima del bien y del mal hasta el fin de los días. Y precisamente de esta obra maestra se dejaron caer un "Wiser Time" tocado tan bien, con tanto corazón, que en ese momento crearon pura magia. Qué diablos, crearon pura magia durante todo el concierto! Después de este tema, la banda se encaminó a unos momentos de puntual y acojonante jamming, a partir de una versión de "Poor Elijah" (que ya se la escuche a los North Mississippi All Stars de Luther Dickinson) siguiendo con una GIGANTESCA "Been a Long Time" (otro clásico atemporal de 1 año escaso!), una jam propiamente dicha, maravillosa, magistral y elemental (no entiendo a los que reniegan de esta faceta de los Crowes, joder, ¿cuál es el puto problema, es que acaso no tocan como los putos ángeles, es que acaso no es increíble cómo se entienden entre ellos y como disfrutan haciéndolo?) para acabar en el remanso de paz de "Thorn in my Pride" y recuperar poco a poco el aliento. Momentazo sublime. Descanso momentáneo ante lo que se avecinaba con la erupción de su ya archimítica relectura del "Hard to Handle" reddiniano, supongo que una de las pocas canciones que conocerian más de uno de los que estaban allí, si no la única por desgracia.
Vuelta a los viejos tiempos con esa gema imperecedera llamada "She Talks to Angels", qué os puedo decir que no sepáis. Momento de cerrar los ojos y dejar que la emoción te recorra de pies a cabeza. Estos tios son muy grandes. Como grande es el temazo que vino después, "No speak no evil", que en directo gana una barbaridad, una canción que escondida en la cara B del segundo disco ya anticipaba muchas de las cosas que vendrian después en el mundo de los Black Crowes, si sabéis lo que quiero decir. Y primer adiós de la noche, al que siguió una jauria humana clamando por la vuelta al escenario de Rich, Luther, Sven, Steve, Adam y Chris. Grande Finale apoteósico con una versión homérica de "Remedy" para el bis, ¿qué otra banda tiene semejante repertorio y mimbres? ¿Cuántas tiene además un "Remedy" para acabar el concierto?. Si ya, Stones, Kiss, Aerosmith... pero no es su momento, está bien que estén ahí pero los Cuervos acaban de editar algo sublime como "Before the Frost..." y ellos no.
Bueno, poco más me queda por comentar, quizás la increible destreza musical de los colegas, en especial del estratosférico Luther Dickinson, un tipo con clase, toque y distinción que hace lo que le da la gana, literalmente con las 6 cuerdas, aunque tengo que decir que me parecen horribles los cada vez más habituales comentarios comparándolo con Marc Ford, en los cuales a este último se le ningunea hasta unos extremos alucinantes. Dejadme que os diga que este señor está enfermo, es alcoholico y ha estado metido en todo tipo de asuntos desagradables, y ese tipo de comentarios, también habituales en la prensa y televisión de USA no le van a ayudar nada. Nadie sabe en que punto profesional estaria este tipo si no hubiera caido por esta pendiente, ahí tenéis "Harmony..." o "Amorica" para que al menos os de que pensar. En fin, tan buen show como los dos o tres mejores de mi vida. Las fotos que adornan el texo son de móvil, las tres o cuatro que hice ya que pasé muchisimo de llevarme una cámara y estar pendiente de hacer fotos buenas, cuando en el escenario se nos estaba haciendo un regalo sin precio. Hacia mucho tiempo que no veia un concierto que tuvieras tantas cosas que contar, y tan bonitas, y que merezca la pena recordar para siempre. Been a long time, for real.