sábado, 20 de junio de 2009

Joey Heatherton – Album

Joey Heatherton es una chica, concretamente de Long Island. Fue la fantasía húmeda de todo aquel norteamericano de entre 14 y 99 años que viviera en los Estados Unidos de la década de los 60´s y principios de los 70´s. Además de una cara bonita y un cuerpo absolutamente espectacular, la Heatherton estaba bastante dotada para la danza, el canto y la actuación.

No paró de salir en la tv durante la década de los 60´s, lo mismo en series que en programas de la más diversa índole, incluidas por supuesto emisiones clásicas de la pantalla pequeña como Tonight Show o el espacio de Ed Sullivan, aunque fue especialmente prolífica en los show de Dino Martin y Bob Hope. Al mismo tiempo no dejó de actuar en teatros y espectáculos musicales.

Teniendo como compinches a Martin, Sinatra o Sammy Davis Jr os podéis imaginar hacia dónde apunta la nena, aunque no solo el “sonido Las Vegas” es el material principal del que se nutre el único L.P. publicado por la dulce Joey, edición que recoge los singles que grabó. Esta pequeña joya es una suerte de soul-pop blanco orquestal con chica crooner al frente, en el que le mete mano a varios standards de la talla de “Gone” o “Someone to watch over me” o incluso el “God only knows” de los chicos de Brian Wilson. Simply irresitible.
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lunes, 15 de junio de 2009

Jimmy Dawkins – Fast Fingers

El blues de Jimmy Dawkins es negro y duro, y al mismo tiempo sofisticado. Ya desde la inicial “It serves me right to suffer”, la excelente y brillante técnica de Dawkins se extiende por los surcos de su debut discográfico para no parar hasta la última nota de la última canción, y por el camino nos deja uno de los discos de blues definitivos de finales de los años sesenta.

Grabado para el sello Delmark en el año 1969, “Fast fingers” fue la primera grabación titular a cargo de Mr. Dawkins, rodeado para la ocasión de varios de sus compinches en otras aventuras y escenarios, como Eddie Shaw y Mighty Joe Young. Tanto antes como después, en diferentes intervalos, puso su guitarra al servicio de otros músicos dejando numerosas muestras de garra y estilo en otras tantas grabaciones y shows, la mayoría simplemente fabulosas (por ejemplo el bárbaro “Live in Japan” de Otis Rush, canela en rama).

Este “Fast fingers” fue una debilidad personal desde que lo compré, y cada maldita vez que le pongo la aguja encima me gusta todavía más. La vertiente de blues que encara este disco, esos aromas destilados sabiamente a la manera de, en cierto sentido, Albert King o Albert Collins, me toca bastante la fibra. Parece que Dawkins llegó al mismo sitio que ellos cogiendo un tren diferente, cargado con más kilos y suciedad. Incluso tenemos ocasionales apuntes del ritmo “diddleyiano” y algún que otro corte alfombrado de Hammond B3. Un gran disco de blues.
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viernes, 12 de junio de 2009

The Dead Boys – Young, Loud & Snotty

El desaparecido Stiv Bators compartió piso en Nueva York con Michael Monroe y Johnny Thunders. No creo que ninguna persona vuelva a ser normal después de semejante experiencia, y desde luego Bators no fue una excepción. Llegado desde su Cleveland natal a la ciudad de los rascacielos, al conocer la escena punk de primera mano le faltó tiempo para llamar a los compañeros de su antigua banda, Frankenstein, rebautizados para la ocasión como The Dead Boys.

Hijos directos del CBGB, donde Stiv se hizo leyenda debido a su nihilismo militante y autolesionante, el dueño del club fue quien les encaminó hacia su primer contrato discográfico. El resultado, “Young, loud & snotty” es toda una sobredosis de emocionante rock and roll que exhibe sin complejos una cierta falta de destreza instrumental, sustituida por la más pura visceralidad y por unos tremendos guitarrazos que se hunden en el rock de garaje de los sesenta vuelto a la vida en pleno 1977.

Los Dead Boys no eran unos punkos cualquiera, estaban mucho más cerca de Thunders o Stooges y de ellos aprendieron a no empañar el rock´n´roll con exceso de mensaje y la importancia de un buen y bonito estribillo. Dejaron para la posteridad un buen puñado de himnos imperecederos, chulos y rabiosos, y muy bien armados, como “Sonic reducer”, “What love is”, “All this and more” o “I need lunch”. Chetah Chrome no es Van Halen ni Bators es Coverdale, pero a letales no les gana nadie.
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martes, 9 de junio de 2009

AC/DC - El Martillo Y El Yunque (Barcelona 07/06/2009)

Siempre he pensado que AC/DC es la mejor banda de rock de la historia, nunca tuve dudas existenciales al respecto. Porque ninguna otra banda me ha dado tanto, en esencia. Resulta emocionante cómo pueden acelerar mi corazón aún hoy en día, y cómo solo hace 48 horas que esta banda me llevó por enésima vez a un estado físico y mental próximo al paroxismo teenager.

Al Olimpic llegamos tempranito mi cuñado y yo, como dios manda. No puedo entender que alguien quiera llegar con la hora pegada en el culo a un evento semejante, a mi me pasan los años y sigo con la misma inquietud por saborear un show cual enano ante una veta recién descubierta. Después de zamparnos el bocadillo de rigor y las primeras cervezas, nos pusimos a la cola unas dos horas antes de la apertura de puertas. La conversación de lo más animada, mientras el sol quemaba nuestros caretos y brazos sin darnos puta cuenta. Ya voy por el tercer tubo de crema hidratante. El cabrón argentino que vendía birras a domicilio solo se acercó una vez a nuestra posición (nunca están cuando se les necesita) con lo cual nos tocó bajar hasta el puesto de la fachada por turnos unas cuatro veces más.

Una vez dentro, a correr para pillar un sitio decente. No acabamos mal, primera fila de pasarela a escasos diez metros del escenario. No me prodigué haciendo fotos porque yo habia ido a ver a los AC/DC, casi todas las que hice las tenéis a la vista. Mientras se desarrollaba la tarde, seguiamos bebiendo de la poca birra que llegaba a nuestras manos y entablando amistad con la peña de alrededores, en este caso unos galegos auténticos rockers muy salaos y una simpática vasca y sus amigos. Justo delante teniamos a unos trogloditas de Cerdeña, independentistas sardos ellos, maleducados y gritones de huevos. Durante el show de AC/DC, le clavé el codo entre las costillas a uno con todas mis fuerzas y el cabrón no se movió ni un centímetro... el hijoputa debía ir cocidísimo, señores. Los teloneros bien, Lilith sin apenas potencia de sonido pero subidísimos de actitud, sin achantarse ante el reto, y The Answer mucho mejor que en disco, y con un frontman de cierta categoria.

22:00 h. en punto. Tras el vídeo de introducción, la legendaria magia de los australianos se hace presente. Unos acordes radiantes, un sonido SG maravilloso, un riff clásico y sencillo... y cuando te quieres dar cuenta el cielo ha caido sobre tu cabeza. AC/DC siguen siendo la gran apisonadora mega-voltáica e inmisericorde tras todos estos años. Ninguna otra banda de rock´n´roll puede decir lo mismo, acercarse al oficio, constancia y consistencia de estos pájaros. Es el rock en persona quien se sacudió el escenario la otra noche, por San Jorge y San Vitoldo, y no cinco mortales humanos.

Suena "Hell Ain't a Bad Place To be" y no me puedo creer la potencia y frescura con la que la banda ejecuta este manifiesto a la libertad y a la vida a tumba abierta. Aquí no hay ni trampa ni cartón, ni sobra nada ni falta ningún tipo de invento, solo la fe desmedida y desmesurada que el mejor grupo de la historia del rock exhala por sus poros, en cada gota de sudor, por cada golpe de tambor y por cada ataque a las cuerdas.

Las canciones van cayendo, el sonido general es un cruce entre la densidad brutal de "Let there be rock" y la brillantez de "Highway to hell". El señor Johnson, de nombre Brian, se ganó tres veces el cielo. Verdaderamente cantó de manera increible, sudando a chorros desde el primer tema, con garra y clase, sin aspavientos, sin el menor gesto de divismo. Y si Brian se ganó el cielo, qué puedo decir de mi héroe absoluto, Angus Young. Qué grande es este tipo, qué tremendo guitarrista, qué torrente de sonido sobrenatural directo a tu alma. Los solos que arrancó a su SG fueron de padre y muy señor mío, fundido con su guitarra cual demoníaca aleación inquebrantable. De la infernal sección rítmica, se me hace imposible disociar a cualquiera de sus tres componentes, martillo y yunque al mismo tiempo, una máquina infalibe que sería capaz de atravesar 100 kilómetros de pantano y salir con las botas de caimán ya puestas, y sin perder el machacante 4/4 NI POR UNA DÉCIMA DE SEGUNDO. Malcolm, Phil y Cliff.

Alcanzamos el ecuador del concierto con "Hells Bells", momento que coincide con una especie de subidón de ácido en mi organismo, y si antes no había parado de brincar y moverme, a partir de este momento estuve a punto del descoyunte y la rotura ósea al menos cien veces, empapado en litros de sudor. Luego "Shoot to thrill", tocada tan diestramente que suena milagrosa, luego "War machine" y finalmente le llega el turno a "Dog eat dog"... de pronto y sin pretenderlo se abre una puerta espacio-temporal y regreso a algún momento arededor del 86, me veo rockeando solo en casa con mi guitarra de cartón a los 13 o 14 años mientras el L.P. "Let there be rock" atruena en el stéreo.

"Anything goes" me despierta de la ilusión, me trae de nuevo a los AC/DC del 2009. Sí que es el tema más "flojo" de la noche, pero a estas alturas la banda ha removido tantos sentimientos en mi interior que realmente no me importa en absoluto. A mi cuñao le gusta, y es un fan acérrimo también. "Whole lotta Rosie" suena potentísima, pesada, como un tren de mercancias desbocado, no tan rápida como en otras ocasiones pero amigo, contundente como una mole de granito. Se nos van con una emocionante lectura de "Let there be rock", aquí ya tenía la voz y el cuello en un estado lamentable, pero me invadía la sensación de placer y orgullo.

Llega el momento de los bises, y la emprenden con "Highway to hell". El por qué sonó tan real, tan fresca y tan nueva no lo se, pero aseguro a vuestras mercedes que lo último que me quedaba en el cuerpo lo desgañité a base de bien. Y bueno, llegó la hora, llegó el momento en que la banda ejecutó la que creo que fue su última canción en territorio español. No sabéis lo que desearía equivocarme, y volver a oir el sonido de los cañones en un escenario y el imperecedero riff de "For those about to rock (we salute you)" otras veinte veces. Fue muy emocionante, cerré los ojos y quise retener ese instante, el instante de la última onda sonora de AC/DC perdiéndose en el cielo nocturno de Barcelona. La mejor banda de rock´n´roll de la Historia.


P.D. (dedicada a Diego A. Manrique, personaje camino de una inexorable senilidad)
Señor Manrique. He conseguido acabar su artículo publicado en "El País" a propósito del paso por nuestro país de AC/DC, aún cuando es duro leer a una persona destruida y miserable exponer tanta degradación de las vísceras, tanta falta de sangre en las venas y tanta cantidad de elitismo soberbio, trasnochado y falso, cual dandy amanerado sorbiendo un cocktail en traje blanco. Vomita usted, cual bufón decadente, las palabras propias del que nunca empuñó un instrumento y sudó con él entre las manos, del que destina la poca pasión que le otorgó la naturaleza a hablar de rock pero nunca a disfrutarlo.... me pregunto por qué coño hablas de AC/DC si no crees en el rock desde hace décadas, me pregunto que cojones te hace suponer que nos interesa lo que opine un renegado.
Manrique: no has nacido para salvar el rock, ni se te ha pedido nunca que los hagas, no corresponde a una hiena resabiada cuidar de él. Déjalo en paz, deja tronar la tormenta, deja el martillo caer sobre el yunque, deja que se haga el rock ... y vete a tomar por culo.

viernes, 5 de junio de 2009

AC/DC - Ticket Barcelona 07/06/2009

Bueno, pues nada, que al final uno de mis simpáticos amigos no viene al concierto y me sobra un fantástico ticket para ver a la mejor banda de rock de la Historia el próximo domingo día 07 de Junio. La vendo por lo que me ha costado (74 Eurapios) o la cambio por Maseratti Quattroporte, tanto me da e igual de contento que me quedo. Bueno, igual igual a lo mejor no...
Si hay alguna persona, ser, organismo o ectoplasma interesado en adquirir semejante joya, no tiene nada más que dejar una forma de contacto en los comentarios.

The Brilliant Corners – Somebody Up There Likes Me


Casi con toda seguridad, este disco será lo más pop que aparecerá por aquí. Es sin embargo un disco que estuvo muy presente en cierta época de mi vida, y al final acabamos colocando en nuestros blogs un poco lo que somos, en un sano ejercicio de higiene mental y egocentrismo beneficioso. Este grupo acabó siendo parte de mi bagaje debido a la peculiar cultura musical de la España delos 80´s: tus primos o hermanos mayores te introducían en el rock duro y la música añeja, y los clubes y enteradillos de Radio 3 en todo lo que se estaba cociendo, desde revivalistas como los Fuzztones hasta el pop inglés subterráneo como estos chavales.

Este es el primer disco que escuché de ellos y al que le tengo más cariño, pop de los chicos del barrio sin otra pretensión que la de pasar un buen rato. Los Corners tenían marcadas señas de identidad: un trompetista, la voz de Davey Woodward, el peculiar ritmo que imprime la banda a las canciones y la especial musicalidad que desprenden en conjunto.

Responsables seguramente de algunas de las mejores canciones de pop underground de la época junto a Close Lobsters, The Brilliant Corners son el típico conjunto que un amplio sector de oyentes rockeros probablemente descalificaría al instante. En el juicio aportaríamos a favor de la banda de Bristol la falta de pretensiones, la indiscutible viveza de las canciones y el pulso potente y marcado de todas ellas.

Fleetwood Mac – Mystery To Me


Supongo que los puristas de los Mac no tienen el más mínimo aprecio por este disco, sobre todo los que adoran la época con Peter Green al frente. No seré yo quien no alabe las virtudes de aquella formación, y discazos como “Then Play On”, objetivamente mejor que este, pero el hombre es un animal extraño y los recuerdos que me trae este disco vale por todo lo que Greeny tocó en aquel momento.

Y ojo, que “Mystery to me” no carece precisamente de variados atributos: ante todo es música consistente, en esencia una filigrana de la música californiana de la época que se ha revaluado quizás más que ningún otro de la etapa intermedia del grupo, sin olvidar las influencias que los Mac habían ido incorporando con el devenir de los años, conjuradas aquí de manera soberana. Y Bob Welch no es Peter Green, pero amigo, cuando “The city” o “Miles away” te golpean en la cara …nada que objetar a su destreza con la guitarra.

Todo es reivindicable en este disco, desde la fascinante balada “Why”, hasta el pantanoso blues eléctrico de “The city” (cuyo riff con slide está a la altura de cualquier maestro del género), pasando por el puro Dealney & Bonnie de “Belive me”, las grandiosas "Emerald eyes” y “Keep on going” o la delicadeza de “Hypnotized”. Definitivamente una gran y verdadera pieza de la música más popular, para colocar junto a Boston o Supertramp, música destinada a grandes audiencias pero hecha con clase, ingenio y maestría.